El
bebe se acostumbra con relativa rapidez “a ver correctamente”.
¿Pero que ocurre con los colores? ¿Tiene un niño pequeño que
aprender el color? Y si es así, ¿Cual es el proceso de aprendizaje?
¿Puede tener preferencias de color?
Un
niño aprende normalmente a través de las relaciones entre cientos
de objetos, antes de que pueda nombrar un solo color.
El
ojo de un niño, al igual que el de un adulto, tiene 4 tipos de
fotoreceptores, células sensoriales fotosensibles. Entre ellos tres
tipos de conos, que posibilitan la visión en condiciones de gran
luminosidad, por eso los cono son importantes para el reconocimiento
del color en los bebes.
Las
pruebas de visión del color en los bebes y niños se realizan
aprovechando el movimiento de sus ojos, porque el niño siempre mira
todo lo que es nuevo, sorprendente y llamativo.
Mediante
el estudio del movimiento de los ojos se ha descubierto que un niño
pequeño, desde las ocho semanas de edad, puede diferenciar una gran
superficie blanca de una gran superficie de color. Esta capacidad se
desarrolla a medida que el niño crece.
Con
doce semanas, el niño tiene preferencias claras entre los tonos.
Prefiere el azul, el violeta, el rojo, el turquesa, el amarillo y el
verde, por este orden.
Los
niños pequeños de más de tres meses tienen preferencias cromáticas
y a partir de los cuatro meses diferencian categorías de color,
aunque lo más complicado en la percepción del color (incluso para
nosotros mismos) es nuestra capacidad de percibir constantemente un
mismo color con las mismas condiciones de luz, lo que llamamos
“constancia cromática”. Para entender este proceso bastaría con
este ejemplo: Si nosotros vamos a comprar un vestido, a veces nos
acercamos a una ventana, para ver el color a la luz del día. No
obstante nuestros mecanismos mantienen estas diferencias en la
percepción del color dentro de unos límites. Esta percepción
cromática es tan importante que muchas especies animales, como las
abejas, la poseen.
¿A
que edad adquieren los niños la capacidad de percibir los colores de
manera constante? Los niños pequeños a partir de nueve semanas
siguen con la misma atención los cambios en la iluminación y en el
color, de donde se puede deducir que todavía no poseen la capacidad
de percibir los colores de manera constante.
A
partir de los cinco meses de edad, se presta más atención a los
cambios cromáticos de los objetos que a los cambios de iluminación,
por lo que la constancia cromática podría formarse en esta edad.
Con cinco meses, un niño tiene preferencias cromáticas, puede
distinguir categorías de colores y posee la capacidad de percibir
los colores de manera constante.
¿Hay
diferencias culturales en la clasificación de colores en categorías?
Entre las culturas no hay diferencias esenciales en materia de
categorías cromáticas. En todas partes los colores se clasifican
más o menos en las categorías blanco, negro, rojo, amarillo, verde,
azul, marrón, gris, rosa, naranja y violeta.
Es
de suponer que los colores de los edificios y elementos constructivos
en todas las culturas se perciben y categorizan de manera similar,
pero los colores, en función del circula natural, pueden tener un
significado social, emocional y psicológico completamente diferente.
Por ejemplo, el significado cultural específico del verde y otros
colores en la cultura islámica.
En
cuanto a los nombres de los colores, si un niño de 4 meses puede
clasificar los colores en categorías y a la edad de cinco meses
posee constancia cromática ¿por qué, por regla general, puede
decir los nombres de cientos objetos antes de ser capaz de nombrar un
solo color?
Después
de aprender a categorizar los colores, pasan muchos meses antes de
que pueda nombrar esas categorías, aunque haya desarrollado la
capacidad de aprender nombres de objetos, que es una tarea muy
compleja ¿Por que? El niño debe enfrentarse a un problema a la hora
de aprender nuevas palabras. Por lo general, aprende el significado
de una palabra por “definición indicativa”, es decir, alguien
señala un objeto y lo nombra. Por ejemplo, si el pequeño está
mirando un conejo y su madre quiere que aprenda la palabra señalará
el conejo y dirá “conejo”.
Cuando
la madre señala el conejo y dice la palabra “conejo”, hay
prácticamente un numero ilimitado de cosas alas que puede estar
haciendo referencia. Con “conejo” puede estar refiriéndose a las
orejas o la nariz, o al pelo o a su color blanco. No hace falta mucha
imaginación para entender que la lista de posibles significados
puede no tener fin.
Entonces
¿cómo elige el niño el significado correcto de entre las
incontables opciones? La respuesta es: presupone de manera instintiva
qué tipos de palabra se le van a presentar primero. Cuando señala
al conejo, dice “conejo” y no “mamífero” o “cuadrúpedo”
aunque también son correctas. El niño presupone de manera
instintiva que el significado de sus primeras palabras no hará
referencia al color, sino a la forma, porque no es el correcto, sino
la forma, lo que caracteriza a un objeto.
Todos
los conejos tienen, aproximadamente, la misma forma, pero no tiene el
mismo color. Lo mismo ocurre con los coches, las vacas, los camiones
y la mayoría de los objetos que tiene importancia en la primera
etapa de la vida de un niño. El niño distingue muy bien los
colores, pero de manera instintiva sabe que el color no es, ni de
lejos, tan importante como la forma ala hora de de determinar el
significado de la palabras. No será hasta haber aprendido varios
cientos de palabras cuyo significado se derive en primera instancia
de la forma, que pasará a un terreno nuevo y aprenderá palabras que
guarden relación con el color.
Cuando
el niño está preparado para aprender las palabras que designan los
colores, lo hace, de nuevo, por definición indicativa. Alguien
señala un tomate y dice “rojo” o “el tomate es rojo”. Pero
antes de aprender las palabras correspondientes, el niño clasifica
los colores en categorías de percepción. Así podrá asignar cada
nueva palabra de forma sencilla a las categorías cromáticas con que
ya cuenta.
También
hay niños que desarrollan capacidades extraordinarias en la
percepción de los colores. Algunos asocian los sonidos con los
colores. Otros ven colores al oír música, o al comer o al leer
letras o números.
Todos
estos son casos excepcionales de un fenómeno conocido como
sinestesia. Pero este es un complejo tema aparte y no se puede
resumir en un par de frases.